MADRID, 26 Jul. –
Un estudio realizado por el Laboratorio Pontzer de la Universidad de Duke (Estados Unidos) ha investigado las relaciones entre el desarrollo económico, el gasto energético diario y el incremento de la obesidad en un país, concluyendo que una mayor ingesta calórica es la principal causa de la obesidad a nivel global. Por tanto, la dieta, y no la inactividad, es el factor más significativo en la crisis mundial de obesidad.
Aunque muchos especialistas atribuyen el aumento de la obesidad a la disminución de la actividad física como consecuencia de la industrialización, estos resultados, publicados en la revista ‘PNAS’, revelan que las personas en naciones más prósperas consumen la misma cantidad de energía, o incluso más, diariamente.
A pesar de décadas de investigaciones sobre las causas subyacentes de la obesidad en países desarrollados, las directrices de salud pública siguen en un estado de incertidumbre sobre la relevancia de la dieta frente a la actividad física. Este importante esfuerzo colaborativo internacional permite evaluar estas posturas opuestas. Herman Pontzer, investigador principal del Laboratorio Pontzer y profesor del Departamento de Antropología Evolutiva, señala que es evidente que los cambios en la dieta, y no la reducción de la actividad, son la principal causa de la obesidad en Estados Unidos y otras naciones desarrolladas.
MEJORAR LOS MENSAJES DE SALUD PÚBLICA
Los investigadores analizaron miles de mediciones del gasto energético diario, el porcentaje de grasa corporal y el índice de masa corporal (IMC) de adultos de entre 18 y 60 años de 34 poblaciones en seis continentes. Los más de 4.200 adultos del estudio provenían de diversos estilos de vida y economías, que incluyen poblaciones de cazadores-recolectores, pastores, agricultores y naciones industrializadas. Para categorizar con mayor precisión el nivel de industrialización, se integraron datos del Índice de Desarrollo Humano (IDH) de las Naciones Unidas, así como indicadores de esperanza de vida, prosperidad y educación.
“Si bien observamos una disminución marginal en el gasto energético total ajustado al tamaño con el desarrollo económico, las diferencias en el gasto energético total explicaron solo una pequeña parte del aumento de grasa corporal que acompaña al desarrollo. Esto sugiere que otros factores, como los cambios en la dieta, impulsan el aumento de grasa corporal que observamos con el desarrollo económico,” explica Amanda McGrosky, exalumna postdoctoral de Duke e investigadora principal del estudio, actualmente profesora adjunta de biología en la Universidad de Elon.
Los investigadores esperan que este estudio contribuya a aclarar los mensajes de salud pública y las estrategias para enfrentar la crisis de la obesidad. Asimismo, enfatizan que los hallazgos no sugieren que se deban disminuir los esfuerzos para promover la actividad física. De hecho, los datos respaldan un consenso creciente de que tanto la dieta como el ejercicio deben ser priorizados.
«La dieta y la actividad física deben considerarse aspectos esenciales y complementarios, en lugar de intercambiables», destaca el estudio. Ahora se dedicarán a identificar qué elementos de la dieta en los países desarrollados son los principales responsables del incremento de la obesidad.
Para más información sobre cómo la dieta influye en la obesidad y el sobrepeso, o sobre las recomendaciones de actividad física, visita este enlace a los CDC.