MADRID, 8 Dic. –
El cannabis medicinal carece de respaldo científico adecuado para la mayoría de las afecciones para las que se utiliza con frecuencia, tales como el dolor crónico, la ansiedad y el insomnio, según una revisión exhaustiva dirigida por UCLA Health, el sistema de salud público afiliado a la Universidad de California (Estados Unidos).
El estudio, que aparece en la revista ‘JAMA’, analizó más de 2.500 artículos publicados entre enero de 2010 y septiembre de 2025, abarcando ensayos clínicos aleatorizados, metaanálisis y guías clínicas. Se priorizaron más de 120 estudios en función de su tamaño muestral, actualidad, temas abordados y relevancia.
Estos hallazgos llegan en un contexto de creciente popularidad del uso médico del cannabis y de cannabinoides como el CBD, con un 27% de personas en EE.UU. y Canadá indicando que lo han utilizado para aliviar el dolor, la ansiedad y los trastornos del sueño, según una encuesta de 2018.
El doctor Michael Hsu de UCLA Health, primer autor de la revisión, advierte sobre la brecha de entendimiento entre el público y la evidencia científica actual acerca de los beneficios médicos del cannabis.
«Si bien muchas personas recurren al cannabis en busca de alivio, nuestra revisión resalta importantes discrepancias entre la percepción pública y la evidencia científica sobre su efectividad para la mayoría de las condiciones médicas», señala Hsu, profesora adjunta clínica en ciencias de la salud del Departamento de Psiquiatría y Ciencias Bioconductuales de UCLA Health. «Una orientación clara por parte de los profesionales clínicos es esencial para asegurar decisiones informadas y basadas en evidencia cuando se discute sobre el cannabis medicinal con los pacientes».
La revisión confirma que los cannabinoides de grado farmacéutico aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) han mostrado eficacia, pero únicamente en un rango limitado de afecciones. Estas abarcan medicamentos para la pérdida de apetito asociada con el VIH/SIDA, náuseas y vómitos provocados por la quimioterapia y ciertos trastornos convulsivos pediátricos severos, como el síndrome de Dravet y el síndrome de Lennox-Gastaut.
Para la mayoría de las demás afecciones, la evidencia continúa siendo inconclusa o inadecuada, según la revisión. Aunque más de la mitad de quienes consumen cannabis medicinal informan que lo utilizan para el dolor crónico, las guías clínicas actuales desaconsejan el uso de estos medicamentos como tratamiento de primera línea para el dolor crónico.
La revisión subrayó también los posibles riesgos para la salud asociados al consumo de cannabis. Datos longitudinales de adolescentes sugieren que el cannabis de alta potencia podría correlacionarse con un aumento en la incidencia de síntomas psicóticos (12,4 % frente al 7,1 % para el cannabis de baja potencia) y trastorno de ansiedad generalizada (19,1 % frente al 11,6 %).
Aproximadamente el 29% de los usuarios de cannabis medicinal también cumplen con los criterios de trastorno por uso de cannabis. El consumo diario de cannabis, especialmente de productos inhalados o con alta potencia, puede estar asociado con riesgos cardiovasculares, incluyendo tasas más elevadas de enfermedad coronaria, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular, en comparación con el consumo no diario.
La revisión, que incluyó la colaboración de investigadores de las universidades de Harvard, UC San Francisco, la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington y la Universidad de Nueva York, enfatiza que los médicos deben realizar un examen exhaustivo a los pacientes para detectar enfermedades cardiovasculares y trastornos psicóticos, evaluar interacciones farmacológicas y sopesar si los riesgos superan los beneficios antes de considerar productos que contienen THC para fines médicos.
«Los pacientes merecen conversaciones sinceras sobre lo que la ciencia revela y lo que no del cannabis medicinal«, recomienda Hsu.
Los autores destacan varias limitaciones en la revisión, indicando que no fue una revisión sistemática ni realizó una evaluación formal del riesgo de sesgo de los estudios incluidos. Consideran que las recomendaciones de los ensayos clínicos podrían no ser aplicables a todos los pacientes debido a variaciones en sus diseños, características de los pacientes y los productos de cannabis analizados.
Por ello, Hsu afirma que «es esencial llevar a cabo más investigaciones para entender mejor los beneficios y riesgos potenciales del cannabis medicinal. Al respaldar estudios más rigurosos, podemos ofrecer una guía más clara y mejorar la atención clínica para los pacientes», concluye.



