MADRID, 14 Abr. –
Las heridas emocionales pueden tener un impacto significativo en nuestra salud mental. Actúan como una marca o interpretación que hacemos de situaciones dolorosas, y si se mantienen a lo largo del tiempo, pueden conducir a un sufrimiento duradero. Además, estas heridas condicionan nuestras creencias y acciones diarias, influyendo en nuestro comportamiento. Si no se abordan adecuadamente, podemos caer en patrones de ansiedad y, eventualmente, depresión.
Así lo explica en una reciente entrevista la psicóloga y escritora Ciara Molina, especializada en crecimiento y gestión emocional, quien ha publicado ‘Amar sin cicatrices’ con Kitaeru.
Molina señala que estas heridas son comunes en nuestra sociedad, que carece de educación emocional, siendo las del rechazo y abandono las más frecuentes.
«Todos tenemos una herida emocional sin resolver. Las más comunes suelen ser las de abandono y rechazo, según nuestras relaciones sociales. Todos hemos experimentado la sensación de ser abandonados o rechazados, y es cuando, tras haber pasado por el duelo normal, continuamos anclados a ese dolor, convirtiéndose en un sufrimiento. Todo depende de cómo lo gestionemos», asegura.
EL ORIGEN DE LAS HERIDAS EMOCIONALES
Ciara Molina clasifica las heridas emocionales en varias categorías, descritas a continuación:
1. La herida del rechazo se activa por un sentimiento de vacío interno, donde sientes que no mereces existir; su origen suele ser el miedo al pánico.
2. En la herida del abandono, el origen es la percepción de falta de amor, cariño o atención; suele tener un componente ansioso, siendo el mayor temor la soledad y el abandono.
3. La herida emocional de humillación se manifiesta cuando sientes que quién te ama se avergüenza de ti; el mayor temor aquí es la libertad, lo que puede generar comportamientos evitativos y ansiosos.
4. La herida emocional de la traición está relacionada con la separación y el rechazo, surgiendo ante la desconfianza hacia una persona percibida como desleal, especialmente en relaciones amorosas o sexuales; puede acarrear comportamientos ansiosos y evitativos.
5. Acerca de la herida emocional de la injusticia, su origen es la percepción de falta de afecto por parte de seres queridos, lo que genera barreras emocionales y una búsqueda de perfección, lo que puede llevar a una actitud desorganizada y ansiosa; estas personas a menudo temen la frialdad de los demás.
¿PODEMOS VIVIR EN EL DÍA A DÍA CON ELLAS?
Finalmente, le preguntamos a la psicóloga si es necesario curar estas heridas, o «cicatrizarlas», como ella prefiere. Responde: «Es fundamental prestar atención a cómo percibo esa cicatriz; ser consciente de que he superado una situación determinada, aunque esta me recuerde todo el proceso de aprendizaje. Es importante entender que un dolor puede convertirse en un conocimiento interior que nos conduce al bienestar.»
Molina enfatiza la necesidad de realizar un trabajo de autoconocimiento, cuestionándose qué pensamos y revisando nuestros hábitos, creencias y aspectos relacionados con nuestra identidad. «Es esencial trabajar en ello para alinear los valores necesarios para nuestro bienestar emocional, asumiendo una actitud positiva ante la vida, incluso en los momentos difíciles», remarca Ciara Molina.
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