MADRID, 7 Jun. –
El uso de auriculares se ha convertido en una práctica común en diversas actividades cotidianas como escuchar música, participar en reuniones o realizar llamadas telefónicas. Esto se debe al diseño de auriculares cada vez más pequeños, cómodos y ligeros que apenas causan molestias al usuario.
Sin embargo, el uso intensivo de auriculares en múltiples ocasiones a lo largo del día conlleva riesgos significativos para la audición, especialmente si se escucha a un volumen elevado, lo que puede provocar pérdida de audición o tinnitus.
«Las principales razones por las que el uso de auriculares puede resultar dañino son el volumen de la fuente sonora, el tiempo de uso (que debe ser limitado), y la presencia de un cuerpo extraño en el pabellón auditivo, que puede causar infecciones, dermatitis y alteraciones cutáneas en la zona», explica el doctor Carlos Ruiz Escudero, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
«Además, los auriculares también pueden causar tapones de cerumen, lo cual es cada vez más frecuente en las consultas», agrega.
El doctor subraya que, «la pérdida de audición está principalmente relacionada con la intensidad del sonido. A partir de los 90 decibelios, el oído interno puede sufrir pérdida auditiva, siendo común que la pérdida auditiva se asocie a la aparición de tinnitus«.
«El tinnitus es un ruido que únicamente percibe el paciente. Suele asociarse con la pérdida auditiva, aunque puede presentarse de forma aislada. En algunos casos, dependiendo del estado emocional del paciente, este sonido continuo puede resultar muy incómodo», explica el doctor Ruiz Escudero.
El órgano del oído interno actúa como un transductor electromecánico que convierte la vibración que viaja del pabellón auditivo al conducto, llegando al tímpano (que amplifica esta vibración). Esta vibración pasa a los huesecillos, que la transmiten al oído interno.
La vibración, a su vez, se transmite a una estructura acuosa con células situadas en dos rampas helicoidales que mueven ese sistema celular, convirtiendo la onda mecánica en un impulso eléctrico que viaja al nervio auditivo, y de ahí a la corteza cerebral donde se reconoce y da sentido al sonido.
«El aumento de la movilidad de las células del oído interno puede dañar estas células ciliadas. Cuando se dañan, la transducción entre el impulso mecánico y el eléctrico deja de funcionar, resultando en pérdida auditiva», detalla el doctor.
Para prevenir estos problemas, el otorrinolaringólogo ofrece varias recomendaciones: «La primera es controlar la intensidad sonora. Los dispositivos deben incorporar un límite de volumen (la mayoría ya lo tienen)».
En segundo lugar, señala que «es necesario limitar las horas de uso. No hay consenso sobre la duración exacta, dado que la tolerancia varía entre personas. Lo ideal es usar los auriculares el menor tiempo posible. Si se utilizan todo el día, probablemente a largo plazo habrá problemas en el oído. Recomiendo usarlos solo durante las llamadas y retirarlos al finalizar. Respecto al diseño, es preferible elegir aquellos que se colocan lo más externamente posible».
¿CÓMO SE DETECTA LA PÉRDIDA AUDITIVA?
Los signos de alarma de una pérdida auditiva suelen manifestarse con más frecuencia no porque no se oiga, sino porque el paciente no comprende las conversaciones, lo que indica una disminución en la discriminación de sonidos.
«Es común que los pacientes digan: Doctor, oigo, pero no entiendo, o el ruido me molesta. Esta afirmación puede parecer contradictoria, pero es habitual en personas con pérdida de audición. Si se presentan alguno de estos síntomas, es importante consultar a un otorrino para una evaluación y una audiometría», concluye el doctor.