Valentín Fuster enfatiza la necesidad de explorar la conexión entre el riesgo cardiovascular y la demencia para mejorar la prevención.

Valentín Fuster enfatiza la necesidad de explorar la conexión entre el riesgo cardiovascular y la demencia para mejorar la prevención.


Archivo – Corazón y cerebro. – ANDRII ZASTROZHNOV/ISTOCK – Archivo

MADRID 4 Dic. –

El cardiólogo **Valentín Fuster**, director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), ha subrayado las **evidencias sobre la relación** entre el deterioro cognitivo y la salud cardiovascular, instando a profundizar en ambos y sus interacciones para poder avanzar en la implementación de estrategias de prevención eficaces. Para más información, visita CNIC.

Así lo ha señalado durante el simposio internacional ‘Understanding the Neurovascular Network to Prevent Dementia’, organizado por el CNIC y la Fundación Ramón Areces. En este evento, se abordó el **papel esencial de la red neurovascular en la demencia**, uno de los mayores desafíos de salud global del siglo XXI.

Las enfermedades cardiovasculares se reconocen como la causa subyacente de una amplia gama de síndromes cognitivos, definidos como deterioro cognitivo vascular y demencia. Además, varios estudios han subrayado el papel de estas enfermedades y los factores de riesgo metabólicos como coadyuvantes en la expresión de otros tipos de demencia, principalmente la enfermedad de Alzheimer. Para conocer más, visita Alzheimer’s Association.

Sin embargo, **se sabe poco sobre su interacción** durante sus largas fases preclínicas y cómo se influyen entre sí. Es por ello que se resalta la **necesidad urgente** de comprender mejor los mecanismos que impulsan estos procesos para poder actuar en materia de prevención.

Durante el simposio, investigadores como **David Attwell** y **Andy Shih** del Seattle Children’s Research Institute, junto a **Susanne van Below** de la Universidad de Edimburgo, presentaron avances sobre la enfermedad de pequeño vaso cerebral. Remarcaron que la integración de la biología vascular y la neurociencia es esencial para prevenir el envejecimiento cerebral y la demencia. Para más detalles, consulta el artículo completo en ScienceDirect.

La coordinadora del Programa de Factores de Riesgo Cardiovascular y Salud Cerebral del CNIC, **María Ángeles Moro**, explicó que el cerebro contiene cerca de **700 kilómetros de vasos sanguíneos** que aportan los nutrientes y el oxígeno necesarios para su correcto funcionamiento. Esta compleja relación debe comprenderse en profundidad tanto en condiciones de salud como de enfermedad, ya que es esencial para la función cerebral y la cognición.

NOVEDAD NO CONTEMPLADA HASTA HACE POCO

El director del Instituto de Investigación del Cerebro y la Mente de la Familia Feil de la Facultad de Medicina Weill Cornell en Nueva York, **Constantino Iadecola**, ha asegurado que hasta hace poco no se había contemplado el papel de las **alteraciones vasculares** en estas enfermedades neurológicas. La idea de que el Alzheimer podría tener un componente vascular no formaba parte de nuestro pensamiento.

En efecto, los criterios de diagnóstico de Alzheimer no incluían la posibilidad de un problema vascular. Generalmente, si alguien había sufrido un derrame cerebral, se descartaba automáticamente la posibilidad de Alzheimer. Esto creó una **percepción errónea de la enfermedad**. Sin embargo, la mayoría de las personas con deterioro cognitivo en la comunidad presentan una combinación de enfermedades, como Alzheimer y problemas vasculares, lo que se traduce en demencia mixta.

En este sentido, la investigadora del Centro de Neurociencia Cajal del CSIC, **Marta Cortés-Canteli**, ha destacado que la salud cardiovascular es un **pilar fundamental en la patogénesis del Alzheimer**, dado que el riesgo vascular elevado causa directamente hipometabolismo cerebral y daño neuronal. Para profundizar, revisa el artículo en PubMed Central.

Según ha apuntado Cortés-Canteli, la prevalencia de Alzheimer se triplica en individuos con **aterosclerosis**, y el aumento de la placa de ateroma se asocia directamente con una disminución del metabolismo cerebral y un aumento de marcadores de muerte neuronal en sangre.

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